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METALEROS

METALEROS              Era una banda que tocaba Metal. No Metal, Metal… el clásico Metal de los ochenta o incluso de los noventa, a ver si nos entendemos… Digamos ¿Metal moderno? ¿Metal con onda ? ¿ Cool Metal ? ¿ Nu Metal ? Quién sabe, pero tocaban Metal y eran pretenciosos. Trataban de escribir letras con sentido, decir cosas; se tomaban muy en serio a sí mismos. Los nuevos Metaleros. Más fascistas que los Metaleros de los 80´s y los 90´s que eran sobre todo borrachos buenos para los combos. Los nuevos Metaleros se visten como raperos blancos. Fuman hierba, jalan y hablan de cosas espirituales. Quizá son satánicos, pero no odian de verdad a Dios. Da la impresión de que incluso le temen. El Dios de los Metaleros es su propio ego, dicen algunos intransigentes. En eso son igual que los metaleros viejos; todos son ególatras y  les gusta la cerveza. Y nuestra banda de Metal es así: ególatra y borracha. Y tienen un batero nuevo. Un chico que parece ser el más pendejo de todos. Es pr
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LOLA

LOLA PROPIEDAD INTELECTUAL DE VITY ESCOBAR, 2017.  Este cuento fue premiado con el primer lugar del concurso nacional "Mi vida, Mi trabajo", Chile, 2014.  Para ella, para la niña y para las que vinieron después y siguen errantes por el desierto sin fin.              Era la cuarta pana del tren en los dos días que llevaban de viaje. Y esta vez parecía ir para muy largo. Muchos pasajeros comenzaron a bajarse y caminar en fila india por los ríeles. Cargaban sus bultos y tenían cuidado de no alejarse de la guía metálica, brillante e hirviente del riel. Faltaban treinta kilómetros hasta la próxima Oficina y había que atravesarlos de día. Bajo el sol ardiente, sudando, con sed y arrastrando los pies llenos de tierra. El sudor se evapora rápido, uno se deshidrata. También podía perderse en el desierto y no ser encontrado jamás. Uno se volvía loco y después se moría de sed.              Lola caminaba con la vista fija en su propia sombra que le llevaba

EL PASAJERO

EL PASAJERO DERECHO DE PROPIEDAD INTELECTUAL VITY ESCOBAR, 2017              A mí me gusta recordar la fiesta del barco. Aunque no fue la primera ni la última que pasamos juntos. Quizá porque fue cuando aún nos creíamos el cuento del amor o del estar enamorados o del amarse. Amalia había arrendado la pieza en una pensión barata cerca del centro de Antofagasta y yo había pescado una mochila con mis pocas cosas y me fui para estar con ella. Éramos pendejos. Ella escuchaba los Strokes porque decía que tenían todo lo que le pedía a una banda de rock y a mí me gustaba Underworld porque sonaban a mil patadas. Así vivimos juntos un mes en esa mierda de pensión. Encamados, culeando, bebiendo todo el día y drogándonos también. Nos gustaba la coca. Jalábamos harto. Conseguíamos plata. Vendíamos marihuana y también la fumábamos harto. Lo que ganábamos nos alcanzaba para comprar harta coca. Igual empeñábamos cosas. Yo tenía una cadena con una cruz de oro que me dieron en el colegi

DOMINGO DE FÚTBOL

DOMINGO DE FÚTBOL              Era la primera vez que el niño iba al estadio. Le había prometido llevarlo y juntó la plata para una entrada, el niño no pagaba. Usó su día de visita para eso. Tenemos que entrar juntos, le decía el pequeño aferrado a su mano. Tenía miedo de la multitud y tenía mucho miedo a ser abandonado por ese sujeto. Estaban en la fila para entrar. Él lo calmaba. Tranquilo, tranquilo le decía. El niño lo miraba asustado tras la reja norte. El hombre lo jalaba del brazo. DERECHOS DE PROPIEDAD INTELECTUAL VITY ESCOBAR, 2017.

LA LAPIDACIÓN DE IRINA

LA LAPIDACIÓN DE IRINA Este cuento fue premiado, bajo el nombre de "La Lapidación de Isolda", entre los 20 mejores relatos del 2010 por la Heritage Latin American Foundation, New York, USA.   PROPIEDAD INTELECTUAL DE VITY ESCOBAR, 2017.  No se baja vivo de una cruz. Julio Cortázar, Queremos tanto a Glenda. I              Había una niña de seis años. Llevaba vestidito rojo, corría hacia un grupo de palomas que bebían agua en un charco cerca de los juegos infantiles de O´higgins y General Velásquez. Una anciana la vigilaba desde cerca. El sol de mediodía caía sobre el cabello de la niña dándole tintes plateados. De pronto las palomas alzaron vuelo, asustadas por la carrera de la pequeña y ésta levantó la cabeza, sonriendo. A ojos perspicaces la imagen se habría encuadrado y suspendido, llana para apreciar la gracia del cuello extendido y las manos alzadas al cielo tratando de asir las aves que ya volaban muy lejos. La escaramuza duró un se